Sexualidad Infantil y Apego
Por una parte, tenemos una teoría que explica de manera plausible hechos de observación innegables pero difíciles de probar y, por
otra, una crítica plausible de esta teoría sin explicación satisfactoria
de los hechos. El malentendido se desprende, en uno y otro caso, de que no se
vuelve a poner en cuestión la idea desarrollada por Freud desde 1905,
en Tres ensayos de la teoría sexual, según la cual la satisfacción de la
pulsión sexual infantil es, en su origen, de naturaleza autoerótica,
idea apuntalada por la de las pulsiones de autoconservación, especialmente después de los agregados de la edición de 1915, en los
que considera “la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado en la primera infancia, que es sólo oculta-
do por los envíos posteriores de la libido, pero se conserva en el
fondo tras ellos” (vol. VII, p. 199).
La escuela de Budapest se encuentra en condiciones de superar
el malentendido. Refiriéndose a los datos clínicos de la transferencia, Balint (fiel en esto a Ferenczi) muestra que gratificación y frustración regulan la ausencia o la presencia de manifestaciones agresivas
y persecutorias, y que “la satisfacción narcisista autoerótica” no lo
explica todo. El carácter primario del amor objetal se ve confirma-
do, según él, por las investigaciones de Imre Hermann sobre las reacciones primarias de aprehensión y las de Alice Balint sobre las
relaciones precoces entre la madre y el niño. Es, pues, en definitiva,
la teoría del narcisismo primario la que conduce a un punto muerto
al debate entre Londres y Viena. Sería una contribución fundamen-
tal de la escuela de Budapest proponer la existencia de un amor
objetal primario y “abandonar el mito de la ameba”. Pero se trata de
una simple opinión y Balint deja el debate abierto...
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