Divorcio: como decírselo a los niños

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Los padres tienden a subestimar la capacidad de sus hijos para entender lo que está ocurriendo. En otras ocasiones se sorprenden al percibir una madurez inesperada en sus respuestas y actitudes. Los niños puede que no entiendan cuáles han sido las razones que han llevado a sus padres a separarse, pero entienden con facilidad que esto ha ocurrido y que trae consigo consecuencias en sus vidas

Hablar a los hijos de que sus padres se van a separar es tarea de ambos. Hablen previamente de lo que van a contarles, elijan un momento en el que disfruten de intimidad con ellos, sin prisas y siéntense a su lado. Ese momento es para ellos y no debería mezclarse con expresiones emocionales de los propios progenitores. 

Si no se siente preparado y cree que no va a soportar la situación elabore primero usted la ruptura y luego enfrente la situación con ellos.

No mienta a su hijo, pero tampoco le quiera dar más explicaciones de las que necesita. Una estrategia muy útil para averiguar qué contar y qué no es preguntarse a uno mismo si lo que se le va a explicar le ayuda a entender lo que ocurre o, al contrario, le podría acarrear sentimientos negativos hacia cualquiera de sus padres. 

Pregúntese si lo que les va a decir es algo que realmente necesita saber o, por el contrario, es algo que podría afectar a cómo ve a cualquiera de sus padres. Los problemas entre usted y su pareja no deben trascender a los hijos.

Si lo que le pudiera contar no le aporta nada, si no le ayuda a superar la situación, no se lo diga. A él no le interesa si hubo otra persona, si fueron las muchas horas fuera de casa, la insatisfacción del día a día o la falta de entendimiento entre sus padres lo que provocó la ruptura

Lo que él necesita saber es que sus padres van a seguir ahí, va a poder disfrutar y disponer de ellos cuando lo necesite y le van a seguir queriendo.

Si no le explican con suficiente claridad lo que está pasando, podría ocurrir que el niño se echara la culpa de la ruptura. Atribuir culpables no aporta nada al niño. Sus progenitores deben seguir siendo sus figuras de referencia, aquellos a los que sabe puede recurrir, sin importar si fallaron en la relación o perdieron el interés en seguir en ella. 

No duden en expresarle su afecto, expliquen con tranquilidad, y sin dejarse llevar por sus emociones, cómo han pensado organizar la vida a partir de ese momento. Si ustedes le demuestran que están tranquilos, lograran que lo asimile con facilidad.

Transmítanle que las decisiones que han tomado no tienen nada que ver con el amor que le tienen. Déjenle claro que ellos no tienen nada que decidir allí, que es una cosa de los padres. Con ello le apartarán de tomar decisiones dolorosas que hagan que se alíen con uno o con otro. Los niños suelen apoyar a aquel que sienten más débil, aquel que ellos piensan que necesita más protección tras la ruptura de la familia. El riesgo de esto es que toda alianza se realiza contra algo y, en el caso que estamos tratando, ese algo sería uno de sus progenitores.

Sus hijos no son su terapia, ni tan siquiera el bastón en el que apoyarse. Ustedes como padres deben ser sus guías, el anclaje a partir del cual conocer el mundo. Si a usted, un adulto con experiencia y recursos emocionales, le cuesta superar la ruptura, debería pensar cuánto más le va a costar a su hijo asumirla y, además, acarrear con el dolor que observa en sus padres. Construya su nueva vida desde el mismo momento que se presente la ruptura de su relación de pareja. Con ello se ayudará a superar el trance y pondrá las condiciones para que sus hijos sean felices.


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Fuente: Ruptura de la pareja. Guía para afrontarla sin dañar a los hijos.

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