El Acoso Escolar en la Infancia: Cómo comprender las cuestiones implicadas y afrontar el problema
Si
a los padres se les permitiera expresar un solo deseo para sus hijos
en
edad escolar, estoy segura de que su respuesta sería que fueran
felices en el
colegio. Pero, naturalmente, este ideal es complejo.
¿Qué es lo que quieren
decir? Probablemente que sus hijos crezcan
sanos y desarrollen la confianza suficiente para hacer amigos, y las
habilidades y destreza que les permiten participar en todos los
aspectos de la vida escolar disfrutando y con éxito. Esto
parece
una esperanza totalmente razonable, pero acontecimientos siniestros
como el acoso escolar pueden arruinar la experiencia del niño en el
centro
escolar, e incluso sus oportunidades en la vida. Los efectos
negativos del acoso pueden ser devastadores y permanecer en algunos
niños durante muchos
años después de haber dejado la escuela y a
los acosadores que conocieron
en ella, incluso pueden convertirlos
en adultos con dificultades para confiar en los amigos, lo cual puede
conducir al aislamiento y al mantenimiento de relaciones tensas
(Alexander et al. 2004a, b). Muchos centros escolares, si no
todos,
tienen actualmente políticas anti-acoso; a pesar de ello, el 27 por
ciento
de los niños que cursan la enseñanza primaria en nuestros
colegios informan
de que han sido «víctimas de la hostilidad
sistemática y constante por parte de
un grupo de iguales que
continuamente convirtieron sus vidas en un infierno (Thornton 2007).
Es indudable que el problema persiste todavía.
Imagina lo que sería ver a tu hijo angustiado día tras día, aterrorizado por la idea de ir al colegio, llorando al volver a casa, pero aparentemente sin ganas o sin capacidad de explicar por qué. ¿Qué puedes hacer? «Esperar a que pase» no es una estrategia útil y, sin embargo, muchos padres, quizá por miedo a que su hijo haya hecho algo para merecer el acoso escolar, o sencillamente porque no saben cómo afrontar el problema, se sienten demasiado inhibidos y no toman ninguna iniciativa.