Trastorno Obsesivo-Compulsivo

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El TOC es un trastorno de ansiedad

En nuestros días, se usa deliberadamente el término TOC en conversaciones cotidianas sin saber ni siquiera a qué nos referimos. El TOC es un trastorno de ansiedad.  Los estudios en la población general realizados en niños y adolescentes han estimado una prevalencia global del 1 al 2,3 % y una prevalencia anual del 0,7 %.

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) nos cita los siguientes criterios para poder hablar de trastorno obsesivo-compulsivo. Entre ellos:
·       Presencia de obsesiones o compulsiones recurrentes.
·   Que sean lo bastante graves como para producir pérdida de tiempo, malestar o deterioro significativo en el funcionamiento de la persona.
·     Reconocer en algún momento que dichas obsesiones o compulsiones son excesivas o irracionales.
·    Que no sea debido a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia, droga o enfermedad.

¿Qué son las obsesiones?

Hablamos de pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes experimentados por la persona como intrusos e inapropiados (egodistónicos), que producen ansiedad y malestar acusados. La persona reconoce que son producto de su mente, que son involuntarios y que no son impuestos desde fuera. La frecuencia de las obsesiones puede variar.

Las obsesiones más frecuentes tienen que ver con la contaminación (dar la mano, tocar determinadas sustancias), dudas repetidas o chequeo (¿he cerrado el gas, la puerta? ¿He atropellado a alguien?), impulsos agresivos u horrendos (hacer daño, matar a un hijo, pensar obscenidades en una iglesia), tener las cosas en un orden determinado, contenido religioso (pensamientos blasfemos), imágenes sexuales (escenas pornográficas) y acumulación.

La anticipación de las consecuencias negativas es el aspecto fundamental de la mayoría de las obsesiones. Es decir, la persona cree que si no realiza alguna acción protectora (que sería la compulsión) se desencadenaría la situación negativa.

¿Y las compulsiones?

Las compulsiones son conductas (por ejemplo lavarse las manos, ordenar, comprobar) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras) que la persona siente el impulso de realizar de manera repetitiva en respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que deben ser autoaplicadas rígidamente. (Badós,2005).

El cometido de las compulsiones no es obtener placer, sino prevenir o reducir el malestar o la ansiedad que provocan las obsesiones. Sin embargo no tienen una conexión realista con lo que se pretende prevenir o son claramente excesivas. Todo esto implica un deterioro en la vida de la persona, ya que si se tiene miedo a la contaminación, se evitará entrar en aseos públicos o recibir visitas en casa, etc.

Para terminar debemos diferenciar entre lo considerado normal y lo patológico. Muchas actividades como comer, jugar, consumir sustancias o practicar sexo pueden llamarse compulsivas si se realizan en exceso. Pero en realidad no son auténticas compulsiones ya que la persona las realiza por puro placer y puede desear resistirse a ellas sólo a causa de sus consecuencias negativas.

¿Cómo y por qué se mantienen estas conductas?

Podemos hablar de una confluencia entre factores hereditarios o biológicos y factores psicológicos o ambientales para el desarrollo de un trastorno de ansiedad. Es decir, además de una predisposición genética, también intervienen las experiencias tempranas y el estilo educativo que hemos ido adquiriendo (una excesiva responsabilidad y perfeccionismo, una formación moral rígida, etc., en el caso del TOC).

Algunas creencias ERRÓNEAS contribuyen al mantenimiento de estas obsesiones y compulsiones que causan malestar y ansiedad.

Según Freeston, Rhéaume y Ladouceur (1996), Lee y Kwon (2003), algunas de estas creencias son:

·         Una responsabilidad exagerada: “si pienso que algo negativo puede suceder, debo actuar para prevenirlo´´, “si no hago nada para prevenirlo y pasa algo malo, será mi culpa´´, “si no lo prevengo y actúo, es como si yo hiciera el daño´´, “mejor seguro que arrepentido´´´, etc.

·      Un control desmedido sobre los pensamientos: “no debo tener cierto tipo de pensamientos´´, “si pienso en ciertas cosas, es porque estoy fuera de control´´, “seré una persona débil si no logro controlar mis pensamientos´´, “si pienso esto, algo malo sucederá´´. Aquí, la persona piensa que controlando sus pensamientos de forma excesiva, logrará prevenir dichas consecuencias negativas.

·         Una sobreestimación de la importancia de los pensamientos: “si tengo ciertos pensamientos es porque debo querer que sucedan´´, “tener un pensamiento perturbador hace más probable que suceda´´, “pensar en algo inaceptable es como si lo estuviera haciendo´´, “tener ciertos pensamientos me hace una persona extraña, anormal y terrible´´.

·       Una sobreestimación de la probabilidad y gravedad de consecuencias negativas, considerar que la ansiedad causada por los pensamientos es inaceptable y peligrosa, intolerancia a la incertidumbre y perfeccionismo: la necesidad de la certeza absoluta y creer que siempre hay una respuesta perfecta. Fíjense en la similitud de estas creencias con las del trastorno de ansiedad generalizada o la agorafobia.

Además podemos apuntar alguna otra creencia en personas con trastorno obsesivo-compulsivo de: “nunca podré reemplazar algo que pierda´´, “tirar ciertas cosas es perder parte de mi vida´´.

Bien, como decimos, estas son algunas de las creencias ERRÓNEAS que tienen personas con TOC, y que contribuyen al mantenimiento de las obsesiones y consecuentemente de las compulsiones.

Con esta publicación pretendemos acercar al lector este trastorno de ansiedad y de esta forma enriquecer aún más nuestros conocimientos.


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Cordiales Saludos!


Cristobal Hurtado

Escrito por: Lic en Psicología Cristóbal Hurtado Salas

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