Marie Bonaparte, Una Princesa Psicoanalista

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Marie Bonaparte

A pesar de ser princesa, la historia de Marie Bonaparte hace recordar los cuentos de hadas en donde el padre al quedar viudo y al volverse a casar, deja a su heredera,  la princesa, en un lugar de  plebeya. Su alteza en sus relatos de memoria menciona: “¿Antes del recuerdo, qué es lo que había?, habría, sin mí,  como lo habrá después de mí,  el universo, el mundo, el universo estelar y el mundo humano. Los astros gravitaban en lo infinito del espacio; en lo finito de la historia se construían y se derrumbaban los imperios”. 

Sin ella, ¿antes de ella qué habría?, lo que habrá más cercano para ella y que marcará su historia será la de sus padres, Roland Bonaparte, hombre de biblioteca, geógrafo, antropólogo y botánico, descendiente del conquistador Bonaparte,  se casará con su madre,  Marie Blanc heredera de una gran fortuna que superaba los bienes de ésta familia real.

En sus recuerdos, con ella, lo que habrá, será un matrimonio destinado a la muerte de su madre y al apoderamiento de la fortuna  Blanc por su padre. Marie Blanc muere al mes de haber dado a luz a la princesa por una tuberculosis que la familia Bonaparte le habría escondido, claramente en su diagnóstico. La Madre a sus 22 años débil y frágil juguetea con su hija, y sin poder dar pecho designa esto a una de las criadas. Marie Blanc en su muerte llama al príncipe, y como en cuentos de hadas, dice su nombre, él acude y ella cae en sus brazos.

Para la princesa Marie Bonaperte, ni el título de realeza  ni la fortuna de su madre serán suficientes para sombrear una infancia feliz, era ella en su mundo con lo que tenía, una abuela y un padre.   Marie Bonaparte antes de conocer las  estrellas conoció varias nanas, conoció la dureza de una abuela y la lejanía y ausencia de quien más amaba, a quien podría amar, su padre.

La princesa ya grande decía “prefiero la verdad que el amor”. Ansiosa de conocer la verdadera historia de la muerte de su madre  accede a desembalsamarla y descubre que nunca fue embalsamada, esto quedará como un monstruo extraño que jugara en contra del amor, en contra de la verdad, algo que en este caso no  se podrá descifrar.

Las historias de las princesas se vuelven felices con los príncipes, así como en la primavera renacen las flores y a quienes todos esperan.  Pero la princesa Marie parece haber escogido otra cosa, “la verdad”. Ella se casa con el príncipe Jorge de Greca, quien es homosexual y con quien no podrá llevar una vida  monogamica. Parece ser que no era un secreto los amantes que la acompañaban, entre los que se encuentra,  Aristide Briand, Rodolf Lowenstein, analista de Jacqes Lacan, Sacha Nach, Daniel Lagache y otros reconocidos de la época.

Una Princesa PsicoanalistaPero ni los amantes de la princesa, ni su propio príncipe le hacen ver el universo, ella frígida y con ansias de la verdad, estudia fervientemente la biología del cuerpo; después del nacimiento de sus dos hijos,  encuentra un médico que le practica una cirugía en donde ubica el clítoris más cerca de la vagina,  haciendo un placentero encuentro  en los cuerpos de los amantes, es este caso de la mujer frígida. Marie Bonaparte tras la cirugía se lleva una decepción muy grande, sigue siendo inconforme en el placer, pero esto no le hace desistir, es particularmente este sinsabor de su historia lo que le permite conocer al padre del psicoanálisis, Sigmung Freud.

Si bien estaba interesada en la verdad más que en el amor, es en este encuentro donde descubre las dos cosas: el amor y la verdad. Solo aquella que puede ser construida en el dialogo, en el cuento, en el verso. María Bonaparte después de esto será conocida no solamente como  sobrina bisnieta del emperador, será la pionera del psicoanálisis en Francia y Ferviente discípula de Freud.

Celia Bertín en la Biografía de  la princesa menciona:  “Si Lou Andrea Salomé fue para Freud la encarnación de la inteligencia, la belleza y la libertad –algo así como la mujer, a la par sublime y carnal – Marie Bonaparte fue más bien la hija, la alumna, la discípula, la admiradora, la rendida embajadora”.

Marie Bonaparte, Una Princesa Psicoanalista¿Qué será un psicoanálisis sin la historia, sin el drama, sin el dolor, pero sobre todo sin el amor?, Es el amor de transferencia lo que permite continuar, lo que permite un nuevo encuentro, el amor, en este caso al padre fue lo que permitió que la discípula de Freud salvara sus obras de los nazis, salvara a Freud y su familia  de la guerra y  sobre todo  que formara a partir de este encuentro, uno nuevo, el de ella como Psicoanalista.




Escrito por: Lic en Psicología. Ximena Guerrero
Maestranda en Psicopatología y Salud Mental
Instituto Universitario de Salud Menta de APdeBA

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